
Own Dream Code
Si bien todo ejercicio de evocación puede ser llevado a cabo en cualquier lugar —bajo los puentes del barrio, o en estaciones de metro o en cubículos universitarios—, el del poema es capaz de un traslado en el que las imágenes de la vida diaria se ponen en juego según deseos no mensurables, vueltos materia escrita. Y retornar a un espacio de autonomías arcaicas puede ser la consigna de muchos de los que hacen poesía hoy. Un contexto perdido, pero que puede evocarse en el sueño, se acomoda entonces en el presente. Es decir; en el entorno social que determina el tiempo de todo animal-humano, aparece una voluntad dislocada que llama a la reinterpretación de una fuerza fundadora. La poesía de Carlos Ramírez Kobra es un ejemplo de ello, según la ruleta que revela sus características híbridas. Entre la consigna, la remembranza, el spoken word, la lírica punk, o la reflexión post-digital, su fuerza radica en un corazón que reconoce que habitar con cierta lucidez el desierto del lo real, requiere voluntad para la adaptación de los significados. Porque a pesar de escribir desde un presente desde el cual reconoce consignas públicas —políticas—, lo hace proponiendo sus imágenes mediante el filtro de las posibilidades dislocadas de la interpretación. Own Dream Code es justo el código de un sueño personal en el que la identidad se pone en duda, para darle paso a lo otro, a los otros que completarán la escritura. Por eso la voz de Kobra es la voz de otros Kobra que se multiplican en la oscuridad para desde ahí lanzar fórmulas para la resistencia.
César Cortés Vega
En Estados Unidos se puede conseguir mediante la distribución de Quares